lunes, 23 de mayo de 2011

Movimiento 23M

Me gustaría hacer una reflexión sobre lo ocurrido esta semana, hoy, día 23 de mayo, un día después de las elecciones municipales y autonómicas en algunas comunidades.

En la red cunde el desánimo y el mensaje pesimista de que la victoria del PP en estas elecciones ha sido un fracaso para el movimiento que se inició el 15M.

En mi humilde opinión no hay motivo ni para el desánimo ni para los mensajes pesimistas.
Yo me manifesté el día 15 con la convicción personal de que el bipartidismo imperante en España actualmente es un cancer para éste pais y hoy, día 23, después de las elecciones, lo sigo pensando.

Yo me manifesté el día 15 para pedir un cambio político y una democracia más real y cercana al ciudadano. Queremos participar en la política de una forma más implicada que la que tenemos ahora, depositando un papelito en una caja cada 4 años y callando el resto del tiempo. Debemos tener cauces para participar en la política que se desarrolla en nuestra ciudad, nuestro pais, en Europa y hoy, dia 23, lo sigo pensando.

Creo que el desánimo ha cundido porque hemos querido hacer demasiado en muy corto espacio de tiempo. Roma no se hizo en un día y una evolución (que no revolución) democrática tampoco. Hay muchas cosas que cambiar en la forma de hacer política en éste pais y hoy, día 23, pienso seguir luchando porque se siga adelante por ésta vía.

Sinceramente hemos pecado de ingenuos y de poca memoria histórica. Pensábamos que porque habíamos llegado a un oasis de protestas en la calle, después del largo desierto que hemos pasado, habíamos llegado por fin a la tierra prometida y ésto no es asi. Los que no desean que se produzca un cambio en la forma de hacer política en éste pais son muchos, poderosos y organizados y cuentan con la inercia de una gran parte del pueblo que se deja llevar por polarizaciones antiguas entre izquierdas o derechas, ellos o nosotros.

Durante ésta última semana he visto, con orgullo, a ciudadanos de todas las edades, condiciones e ideologías protestar por la situación política de éste pais, señal evidente de que el malestar es grande y generalizado y ésto, hoy, día 23 no ha cambiado.

Muchos nos hemos dado cuenta de que nuestro malestar no es sólo nuestro, ni que sólo se debate en el café o ante la cerveza sino que no estamos sólos. Hay mucha gente que piensa como nosotros y habrá mas. El paro y los deshaucios no van a parar porque el PP gobierne ahora en muchos ayuntamientos y comunidades sino que ésto va a seguir a peor.

¿Y el futuro?
Hay que seguir con nuestra labor. Concienciar a los que nos rodean, cada uno en su ámbito, de cómo éste sistema democrático actual tiene muchas carencias que hay que corregir y que, muy importante, afectan a nuestra vida diaria. Que tenemos que tener cauces para intervenir en la política cuando creamos que es necesario para preservar nuestros derechos o para realizar propuestas. Que hay que contar con nosotros más que una vez cada cuatro años. Que queremos ser oidos y representados por nuestros políticos. Que se deben a nosotros. no a sus partidos.

No cejar, no desanimarse. Hablar, convencer. Tenemos la razón de nuestra parte y debemos convencer. Estoy seguro.

Evitar el hacer política. No hay que dejarse llevar por el entusiasmo y comenzar a exigir programas políticos. Debemos centrarnos en uno o dos objetivos muy concretos y apretar con todas nuestras fuerzas. Una vez tengamos más poder en las instituciones, ya hablaremos de política, de medidas y de otras cosas, muy necesarias, pero en su momento.

No dejarnos llevar. Los representantes del sistema actual (partidos mayoritarios, poderes económicos, etc.) van a intentar llevarnos a su terreno para neutralizarnos. Ya hemos empezado a caer, de forma bienintencionada, con las propuestas de las asambleas de las acampadas. No me niego a que se debatan ideas políticas ni propuestas, hasta ahi podríamos llegar, sino a que hay que centrarse y organizarse. La dispersión es nuestra enemiga. No podemos jugar a su juego. No podemos constituirnos en una opción política. Hay que apretar a los políticos para que hagan lo que tienen que hacer: representarnos a nosotros, no a ellos o a sus partidos.

Ánimo. Éste no es el fin. Es sólo el principio.