jueves, 16 de junio de 2011

No nos dejemos engañar

Amigos y vecinos, no nos dejemos engañar como tantas veces nos ha ocurrido.

Lo ocurrido ayer en Barcelona, por parte de un grupo de violentos, infiltrados por la policía o no, no nos debe engañar. Más concretamente no nos debe engañar a nosotros, que tenemos en la Red un medio alternativo de información, más veraz y plural que los llamados "medios de manipulación comunicación de masas".

Si ha habido gente que ha llegado a la violencia era algo de esperar. Condenable, si. Inesperado, no. Hay gente muy harta y muy desesperada y cuando se llega a la desesperación y al no tener nada que perder, se pierden los nervios, la compostura y el oremus y sale nuestra parte animal, que, aunque nos empeñemos en lo contrario, es la que más influye en nuestro comportamiento. Hay que tener mucha fuerza de voluntad y de autocontrol para no pasar de la protesta pacífica a los mamporros no tan amistosos y es normal, aunque por mi parte condenable, que se recurra a la violencia.

Pero aparte de esta, digamos, "explicación", que no "justificación" de lo sucedido ayer hay que intentar mantener los ojos abiertos y no perder de vista el horizonte. El objetivo final.

Ya sabíamos que no iba a cambiar nada en las elecciones del 22M. Ya sabíamos que iban a prestarnos oidos sordos. Ya sabíamos que, cuando fuéramos por el buen camino se nos iba a atacar. Y, por último, ya sabíamos las tácticas que se iban a utilizar: las de siempre. La casta clase política que nos toca padecer pertenece, salvo honrosas excepciones (que se pueden contar con los dedos de una mano y sobran dedos) a un tiempo y a una realidad que les impide asimilar lo que está ocurriendo. Instalados en un sistema de turnos, de quítate tu para ponerme yo, que ya te tocará a ti otra vez más tarde, no saben como hacer frente a un pueblo despierto y concienciado de que el poder emana de ellos y de que ya han abusado de nuestra confianza por demasiado tiempo. Como aquellos hijos que, con tropecientos años, sin haber trabajado ni buscado trabajo nunca, no saben como afrontar el ultimatum de sus padres que lo quieren poner en la calle a que se busque la vida. Son parásitos, acostumbrados a medrar en un sistema que se les quiere quitar de las manos, como ladillas que son colocadas de pronto sobre una bola de billar. ¿De donde chupo yo ahora?
Sus tácticas y técnicas son conocidas: Utilizar a la policía como instrumento de represión. Utilizar a sus medios de comunicación para machacar los oidos de quien quieran escucharlos con mensajes de miedo y violencia. Intentar poner cabeza o etiqueta al enemigo para poder pintarle una diana sobre la que disparar los dardos de la mentira y la demagogia.

Pero no lo conseguirán. No lo han conseguido ahora y no lo conseguirán nunca. El movimiento se extinguirá sólo o no se extinguirá. Nada de lo que hagan conseguirá detenerlo. Por supuesto, éste ataque provocará que haya gente que se "desapegue" del movimiento, pero esta gente era un apoyo débil en cualquier caso. Sólo personas que piensen por si mismas, informadas y con criterio propio (incluyendo ideología propia) puede apoyar éste movimiento. El resto es la gente que sigue la estela del bipartidismo, dormidos por el opio de los medios que continúan creyendo que el mundo que le pinta la pantalla de televisión es el real y no el que se respira en la calle. Ésta gente ya estaba perdida antes de empezar, por lo que no es una pérdida. Digamos que es una "no adhesión".

Las ideas, que es de lo que trata todo ésto no se pueden extinguir. Si algo nos ha enseñando la historia es que la fuerza de las ideas se puede torcer, pero no extinguir. Yo, y creo que mucha gente como yo, creemos que ha llegado el momento de cambiar. El momento de querer intervenir más activamente en la vida política. De ser libres políticamente para poder elegir a quien queramos y que éste nos represente realmente. De querer una justicia independiente que castigue hasta las últimas consecuencias a los delincuentes, tanto a los de palanca y navaja, como a los de corbata y maletín. De poder pedir cuentas a nuestros dirigentes y destituirlos si no nos gusta lo que hacen. De responsabilizarnos, para bien o para mal, de las decisiones que se toman en el pais y de afrontar las consecuencias de nuestros actos. Ésta es la idea. No se si la he expresado bien, dadas mis limitadas dotes literarias, pero es como pienso y como siento y de ahi no me voy a bajar. Aunque me repriman, aunque haya aprovechados que quieran arrimar el ascua a su sardina. Y si ésta revolución se frustra, me prepararé para la siguiente, y para la siguiente. Así hasta que consiga lo que quiero, o por lo menos hasta que muera intentándolo. Me gustaría dejar un pais a mis hijos en el que puedan decidir sus destinos, junto con sus conciudadanos. Siguiendo su propio interés, sin presiones externas.

Salud.

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